Cada domingo vamos a la calesita. Una bien de barrio, como las de antes. La mejor de todas las que visitamos en estos dos años y 7 meses. Música fuerte y todas las madres cantan... y claro si ponen, canciones como "En el puente de Avignon", "La Farolera" y "Hola Don Pepito, hola Don José"... las madres nos sabemos todas las letras y en algún punto nos da un poco de alegría poder enseñarles lo mismo que nos enseñaban a nosotras. Es como trasladar a nuestros hijos a nuestra propia infancia. A veces creo que es como cantar en blanco y negro. El calesitero es el mismo que en esa epoca. Muy extraño, hoy le vende boletos a los hijos de las mismas personas quienes hace unos años se sacaban la sortija. Debe ser muy fuerte eso.
La cosa es que cada vez que subo con mi hija pone la canción de Pinocho. Esa que dice algo asi: "En el viejo hospital de los muñecos, llegó el pobre Pinocho mal herido...y etc. etc." Nunca, pero nunca en mi vida pude soportar esa canción... de chica me hacia llorar cada que vez que sonaba. ¿Como es que escribian canciones infantiles tan tristes, donde peligra el personaje principal?
Hoy, ya crecida y con un poco de verguenza, reconozco que la canción sigue dejándome un sabor amargo. No lloro, pero no me gusta.
M. la conoce solo de la calesita claro esta. Jamás se la haría escuchar en casa, no me parece un buen argumento para que cante.
El otro dia me dice: "Mami.....!!!! Pinocho se MORIÓ... pero le pusieron un corazón de fantasía!!!"
Nunca pensé que le había prestado tanta antención mientras subía y bajaba en su caballito. Y menos que hubiera captado la pena que me genera, como para resumirme que Pinocho se salva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario